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China y Europa se encuentran en la feroz carrera por las materias primas para la transición energética calificada como «carente de escrúpulos». Los intereses económicos pesan más que el bienestar de las comunidades locales. El futuro de las energías renovables está estrechamente ligado a la «esclavitud» y explotación de países de África.
La era de los combustibles fósiles está cerca de llegar a su fin. Sin embargo, la extracción de materias primas como coltán, litio o cobalto es crucial para un «futuro más sostenible».
Materias primas para la transición energética
El caso de República Democrática del Congo (RDC) es una muestra. En la provincia de Lualaba se encuentra la minería artesanal de cobalto, que es fundamental para baterías de autos eléctricos, llena de condiciones inhumanas. Comerciantes chinos compran este metal, sacando beneficios astronómicos, mientras que los trabajadores no obtienen beneficios sostenibles en el tiempo.
Por otro lado, «nadie ve más allá del Congo» cuando el ambicioso plan de electrificación energética se ejecuta a costa de la desgracia de los africanos. Los europeos tienen un creciente interés por regiones africanas a fin de obtener estos codiciados materiales, necesarios para la vida moderna.
Complejidad de estructuras
El periodista congoleño Lucían Caosi documentó la complejidad de las estructuras de propiedad en la minería del Congo, donde es casi imposible rastrear quién posee. Señala que el dinero chino, carente de restricciones éticas, se apodera del sector. Europa, en su búsqueda por reducir la dependencia de China, intenta aumentar su presencia en África. Sin embargo, la promesa de actuar con justicia y responsabilidad social sigue generando escepticismo entre las comunidades locales.
En Namibia, se planea un megaproyecto de hidrógeno verde que involucra a Alemania, con expectativas de que esta millonaria inversión beneficie a la población local, aunque también se teme que destruya partes de un parque nacional protegido. El activista ambiental Chris Brown critica la hipocresía europea: “¿Por qué Alemania no sacrifica sus propios parques para producir hidrógeno, en lugar de venir a sacrificar los nuestros?”.
Escenarios de conflictos por las materias primas
En el delta del Níger, Nigeria también es escenario de conflictos. Los bosques de manglares, contaminados por petróleo tras décadas de explotación, ahora enfrentan un renovado interés europeo por el gas natural a raíz de la guerra en Ucrania. Apuntan que se encuentran sellando acuerdos de manera poco transparente e ignorando el respeto por el medio ambiente y las comunidades locales. Activistas como la congoleña Patricia Kashala hacen distintas denuncias. Pese a la imagen de Europa de respeto al clima y transición justa, las acciones demuestran que prioriza sus propios intereses económicos.
La situación en África refleja una dura realidad: la necesaria transición energética global para combatir el cambio climático se encuentra atrapada en viejas dinámicas coloniales de poder y explotación. Entre el desierto y la selva africana se desata una feroz competencia por los recursos que definirán el futuro energético del planeta. Destacan que esta es una lucha en la que, como un proverbio africano que dice: “Cuando dos elefantes pelean, es la hierba la que sufre”.
En esta contienda entre potencias extranjeras, las comunidades africanas siguen siendo la hierba que carga con el peso de una transición ecológica que, por el momento, se edifica más sobre promesas que sobre justicia real.
Fuente de información: DW